martes, 11 de noviembre de 2014

Seudo-poema

Luna de leche.
Veleros lánguidos atropeyados unos a otros,
remecen las aguas negras que cubre la tierra.
De sus faros se desprenden las almas agitadas,
sobrevuelan la luna de leche.
¿por qué mi rostro no se hunde en el mar?
¿acaso debo hundirla con mis manos?
Mis ánimos huyen de mi cuerpo en un juego atroz.
¿por qué se aprovechan de mi debilidad?
he de vomitar al niño azul de mi coraza negra.
Es la busca insensante de mi sensibilidad
¿Cuándo la perdí?
y mis carnes son aplastadas por los peñascos del muelle.
¿por qué la escarcha se asoma en la negrura?
y es que ¿ De leche se tiñe el astro vacío?
Las pupilas de mis ojos se encuentran con las pupilas de los peces,
y sus aletas azotan mis piernas.
Veleros adiestrados, escondidos en la neblina.
Uno debe aprender a conducirlas y huir.
Uno debe huir.
Uno debe partir en soledad

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